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martes, 12 de abril de 2016
Medicina Tradicional Inca
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Unknown
•
martes, 12 de abril de 2016
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El Imperio Inca llegó a extenderse en los actuales territorios del Perú, Ecuador, Bolivia, parte de Argentina, Chile y Colombia. Desde la sagrada ciudad del Cuzco, se consolidó un estado que logró sintetizar conocimientos artísticos y científicos de la época, llegando a potenciarlos, al extremo que incluso en la actualidad, tradiciones y costumbres de la desaparecida civilización inca prevalecen aún en Bolivia, Ecuador y el Perú.
Se estima que los incas
cultivaron cerca de setenta especies comestibles, entre ellas, la papa, el
camote, maíz, ajíes, maní, coca y quínoa. Utilizaron llamas como bestias de
carga.
La medicina inca constituye uno
de los más extraordinarios legados históricos que brindaron a la humanidad. Los
conocimientos de esta medicina, acumulados a través de más de dos mil años, se
han convertido en fuente de sabiduría para la prevención y el tratamiento de
enfermedades.
Esta medicina natural y
tradicional es la puerta de entrada a un universo mágico, compuesto no
solamente por un profundo conocimiento de las propiedades curativas de las
plantas medicinales, sino también por converger las filosofías de vida y
espiritualidad con una concepción sagrada de los elementos que nos brinda la
naturaleza.
Los médicos trataban de descubrir
las causas de las enfermedades y no solo de aliviar los síntomas; también se
preocupaban por analizar los problemas de tipo espiritual, emocional y psíquico
que pudieran incidir en los malestares y enfermedades del pueblo inca.
La medicina inca, al igual que la
maya, estaba ligada a la magia y a la religión. Se pensaba que las enfermedades
eran producidas por maleficios o por el desprendimiento del espíritu del
cuerpo. Eran tratadas mediante conjuros, danzas, talismanes y plantas
medicinales.
Si al final, los malos espíritus
lograban habitar dentro del cuerpo del paciente, todos los esfuerzos se
centraban en convertir en inhabitable el cuerpo del paciente, por medio de
tortuosos tratamientos, que podían llegar a incluir apaleamientos.
También llegaron a santiguar para
curar diversas dolencias, así como purgas para la expulsión de parásitos y
otras enfermedades.
En la civilización inca, cabe
destacar la actuación de los “cirujanos”, que realizaban asombrosas
operaciones, trepanaciones de cráneo o craneotomías, para curar algunas
enfermedades del cerebro y del sistema nervioso, extrayendo de su interior
tumores que eran la causa de la enfermedad o para reparar heridas sufridas por
los guerreros en combates.
Estas perforaciones eran tapadas
con láminas de oro, plata o con corteza de calabaza. Estos cirujanos también
curaban lesiones o roturas de los huesos, luxaciones. Usaban como anestésicos
la coca, bebidas embriagantes o drogas que los adormecían, a fin de que
sintieran menos dolores.
Todos ellos adquirían sus conocimientos
a través de rigurosos adiestramientos por parte de sus padres y abuelos, ya que
estos estaban sustentados en el aprendizaje certificado en la sabiduría
milenaria, que era un privilegio destinado a las personas que los obtuvieron
por herencia. El mayor logro de la época fue el uso de extractos de plantas,
cuyas propiedades narcóticas y estimulantes se iban descubriendo poco a poco.
La hoja de coca fue considerada
un componente ritual en esta civilización. Debemos tomar en cuenta que en el
Perú existe una flora representada por más de 25,000 variedades de plantas, de
las cuales cerca de 1,400 tienen propiedades medicinales, las que han llegado a
convertirse en uno de los principales insumos de la industria farmacológica
mundial, siendo la base para la elaboración de medicamentos.