lunes, 11 de abril de 2016
Medicina Espiritual
Por
Unknown
•
lunes, 11 de abril de 2016
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Desde que comencé a tratar mis
primeros pacientes hasta la fecha, he visto una evolución sustancial del
individuo ante sus desajustes anímicos que son, finalmente, los que le llevan a
consultar. Los conocimientos terapéuticos han evolucionado con los años. La
sociedad está más abierta a esa nueva realidad; más cerca, más predispuesta,
menos defendida. Más abierta a trabajar en su propia sanación. Hay una
conciencia colectiva de cambio, de resolver los conflictos personales, y en
definitiva de ser más feliz.
La nueva medicina de las
emociones, bascula desde el terreno del lenguaje y la razón (lugar del decir),
al terreno del cuerpo y la emoción (lugar del sentir). Todo este conocimiento
se sabe desde antiguo, pero ahora se empieza a aceptar por parte de la
comunidad científica, al venir de la mano de prestigiosas Universidades. Existe
una cátedra en Harvard sobre la felicidad, que está dirigida por el prestigioso
profesor en psicología positiva Tal Ben Shahar, a cuyos cursos asisten una
media anual de 3000 alumnos. Cada vez se presta más atención al cerebro
emocional (el cerebro del cerebro) en detrimento del cerebro racional.
Los avances en neurociencia han
demostrado que ciertas actitudes y comportamientos que intuíamos sanadores son
ciertos. Investigadores, médicos, psicólogos y divulgadores de la talla de
Antonio Damasio, C.G. Jung, Abram Hoffer, Elisabeth Kübler Ross, Daniel
Goleman, Mihaly Csikszentmihalyi, David Servan Schreiber, Joe Dispenza, Wayne
Dyer, Deepak Chopra, Martin Seligman, Paul Watzlawick y muchos otros, nos han
ido señalando el camino del cambio.
Cualquier síntoma que lleve a una
persona a visitar al psiquiatra (sea ansiedad, depresión, psicosis, obsesión,
etc.) generalmente es el indicador de una crisis de identidad. Pero no sirve
sólo con querer cambiar. La voluntad del cambio no basta. Por eso el terapeuta
tiene que intervenir y acompañar en el proceso. Nuestro cuerpo se habitúa de
tal manera a nuestra forma de actuar, que si queremos modificarla se producen
alteraciones bioquímicas similares al síndrome de abstinencia. Estamos
“enganchados” a ellas y para desengancharnos no vale solo con la voluntad.
La tarea primordial del
psicoterapeuta, consiste en ayudar a “reprogramar” el cerebro emocional, para
que la persona se adapte al presente en lugar de seguir repitiendo situaciones
del pasado que le anclan a un continuo sufrimiento. Para ello, es muy eficaz,
utilizar técnicas que pasen por el cuerpo consiguiendo una influencia directa
sobre el cerebro emocional, en vez de utilizar solo el lenguaje y la razón como
se hacía antaño.
entre las técnicas que más
utilizo, y que a mi juicio se muestran más efectivas por su acción directa
sobre el cerebro emocional, se encuentran entre otras: Nutrición celular
activa, Técnicas de liberación emocional (Tapping), Desensibilización y
reprocesamiento mediante el movimiento de los ojos, Coherencia del ritmo
cardíaco, Emociones atrapadas, Comunicación afectiva, Técnicas de respiración,
etc. Todas estas técnicas, son herramientas que utilizo además de las propias
de mi formación como médico psiquiatra.
Mi propósito es poner a
disposición de los lectores mi experiencia profesional para debatir y divulgar
conclusiones propias contrastadas en mi consulta sobre cómo adquirir más
creencias de empoderamiento personal y desengancharnos de las limitantes. Todo
comienza por entender lo que nos pasa. Por ser conscientes de quiénes somos y
en qué queremos convertirnos.
Desde este punto de vista,
podemos definir la buena salud como un estado de equilibrio entre el cuerpo,
las emociones y los pensamientos de un individuo, junto con unas relaciones
inteligentes entre él, sus iguales y el entorno en el que vive.
Autor: Doctor Cabau
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